25/10/1959 - DESPARECIDA 04/01/1977
ALUMNA DEL INSTITUTO SECUNDARIO DE VIGIL
ALUMNA DEL INSTITUTO SECUNDARIO DE VIGIL
Socia Nº 27340 de Biblioteca Vigil
Celia había finalizado el 3º año en el secundario de Vigil, solicitó un certificado para cambiarse de escuela, iba a inscribirse en la Drago. El certificado, firmado por el entonces Rector del Inst. Secundario de Vigil, Rubén Naranjo, aún integra su legajo de alumna, nunca fue retirado. Los relatos de su mamá, Ana María Sciangula: en la madrugada ingresaron a su casa hombres de civil con el rostro cubierto con medias de mujer buscando a Celia, amedrentaban a toda la familia, al papá lo encerraron y le pegaron la cabeza contra el vidrio de una ventana, rompieron todas las cosas del hogar, abrían la heladera y gritaban que no había una mierda, que era todo una mierda lo que allí tenían, entre otras cosas se llevaron todas las carpetas escolares y todas las fotos, la única foto que pudo encontrar Ana María para recordar a Celia es ésta.
Celia se encontraba durmiendo en lo de su abuela y allí fueron a buscarla.
Su novio Carlos Ramón Gutiérrez, también socio de Vigil, en la fecha de su desaparición, el 1/10/76, se encontraba cumpliendo el servicio militar obligatorio.
A Celia no le permitieron cumplir su mayoría de edad en octubre de ese año.
Ella es uno de los tantos menores y estudiantes secundarios desaparecidos en el historial de la dictadura genocida.
La nota a continuación la envía la directora Luisa Kainer, unas de las varias colaboradoras y colaboradores que ingresaron con la intervención militar en Vigil, en la misma informa a "requerimiento formal" del juzgado qué actualmente (1983) no existe personal docente que haya trabajado en esos años (1977), y qué el Instituto Secundario CC Vigil fue clausurado en el año 1981.
Ambos datos son falaces y pretenden soslayar la desaparición de Celia, denotando la complicidad del plantel directivo de la intervención. Podemos aseverar que la mitad del personal docente y no docente de Vigil permaneció en la institución. Ellos fueron perseguidos en sus clases, amenazados en forma permanente sin testigos, espiados detrás de las puertas, limitados hasta hace pocos años a los ascensos que les correspondían, y, observaron con tristeza y dolor cómo desintegraban las relaciones laborales, éticas, humanas.
Son esos docentes y no docentes que hoy relatan los fragmentos del genocidio cultural en la Vigil.
Quizás ... algunos de los docentes a los que se le aplicó el "decreto de prescindibilidad especial" hayan tenido como alumna a Celia Mónica Díaz.
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