Reflexiones, por Raúl Alberto Frutos (*)
Diario la Capital de Rosario - Opinión - 20/03/2009
Alrededor del 32º aniversario de la intervención a la Biblioteca Vigil se han difundido distintas expresiones sobre el actual estado de la entidad (1 / 2 / 3 ). Coincidentes todas ellas en que la resolución 2430/08 del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) dictaminando el cese de la liquidación y la consecuente normalización de la entidad, puede iniciar un positivo proceso.
Se ha dicho entonces "la Vigil no está muerta", pero sin embargo creo que algunos pretenden "seguir matándola". La resolución niega la existencia de socios, "no existen registros de socios" dice el texto "y no antes de 18 meses" continúa su articulado.
Los socios existen, son reales y tangibles. El Inaes los ha convertido en desaparecidos, como decía el general de macabra figura: "¡No existen!, ¡no están!, ¡son una entelequia!". En cambio, aún muchos estamos vivos y seguimos reclamando.
Me temo que el objetivo de algunas autoridades y funcionarios sea la persistencia de la idea con que los militares decretaron la intervención y liquidación de la Vigil: nunca más la realización de un proyecto educativo, social y cultural, superador y singular. Para el pensamiento remanente y autoritario de 1976-1983 y sus sucesores, un proyecto de este tipo no debe permitirse, es peligroso. Son peligrosas la promoción y las acciones para que la gente piense y se desarrolle, en un ambiente de libertad, sin sectarismos ni preconceptos. Con estos considerandos de la resolución del Inaes se podría llegar a que una institución que nunca estuvo bajo una bandera política determinada, ejerciendo un verdadero pluralismo concreto y no discursivo, sea embanderada bajo el partido político que pudiere obtener mayor cantidad de nuevos socios, convirtiéndola en un coto de caza, en una marca lucrativa utilizable, sin respetar la recuperación de su legítima identidad.
Porque ese es el tema central, más allá de las instancias legales imprescindibles que determinen la rehabilitación de su funcionamiento como sociedad civil y la devolución de bienes muebles e inmuebles que tendrá que efectuar el gobierno provincial.
El triunvirato designado deberá accionar teniendo en cuenta estas apreciaciones, si quiere llevar a buen puerto la ansiada normalización. No se me escapa que el proyecto de la Vigil deberá ser actualizado y adecuado al país que tenemos en 2009, pero sin perder su esencia.
Aspiro a que se escuche, junto con otras decisiones y participaciones necesarias: nos interesan los socios que la hicieron, trabajaron, administraron, barrieron sus veredas, construyeron, jugaron, aprendieron, enseñaron y lloraron y extrañaron y aún sueñan.
(*) Ex vicepresidente de la Biblioteca C. C. Vigil
